miércoles, 2 de mayo de 2012

un tema que quieren que se olvide

LA CONQUISTA DE LAS 8 HORAS
En el Perú"

FUENTE: DIARIO LA PRIMERA,publicado el 1º de mayo del 2012
Marcha de protesta de obreros de Topy Top.

Por eso mismo, sorprende la tempranía con que se lanzó al esfuerzo de organización y de reivindicación de las ocho horas. En esto contó la inspiración de González Prada. Ya en mayo de 1904 se produce LA PRIMERA huelga por esa jornada, en el Callao. Jorge Basadre ha reproducido en su “Historia de la República” el pliego de reclamos en que los jornaleros chalacos formularon ese pedido. El movimiento agitó a Lima y Callao. Revistas de la época muestran a los estibadores del puerto en masiva manifestación ante la prefectura del Callao. Hubo al final una refriega, en la que murió el joven portuario Florencio Aliaga, primer mártir de las ocho horas en el Perú.

En el interin, los portuarios retiraron de su demanda la jornada de ocho horas.

Al año siguiente, 1905, la Federación de Obreros Panaderos “Estrella del
Perú”, cuyo flamante presidente era Manuel Caracciolo Lévano, organiza LA PRIMERA conmemoración del Primero de Mayo en el Perú. Consistirá en una romería, que fue masiva, a la tumba de Florencio Aliaga, y en un acto público en que Manuel González Prada pronuncia su decisivo discurso sobre “El intelectual y el obrero”, y Manuel C. Lévano lee su escrito “Qué son los gremios obreros en el Perú y lo que debieran ser”, primer programa proletario de nuestra historia. La Federación proclama ese día en sus estatutos, como cuestión de principio, la lucha por la jornada de ocho horas.

El reclamo por los ocho horas fue un principio animador de las primeras reclamaciones y esfuerzos sindicales. En Vitarte, en los primeros años del siglo descuellan Luis Felipe Grillo y José Luis García, que saldrán despedidos en 1907. En diciembre de 1912, la lucha por las ocho horas se intensifica. Se convoca una reunión de trabajadores en la llamada Carpa de Moda. Allí el joven panadero Delfín Lévano, a nombre del grupo “La Protesta” que edita el periódico de ese nombre, plantea que todos los gremios reunidos presenten un pliego de reclamos cuyo punto número uno sea la jornada de ocho horas. El movimiento se convierte en una huelga amplia en
Lima y Callao. El 10 de enero de 1913 los jornaleros del puerto se convierten en los primeros peruanos que logran la ansiada conquista. Otros gremios obtienen por lo menos reducción de la jornada.

Vendrán luego años de lucha muy intensa por los derechos proletarios, entre ellos la jornada de ocho horas. En 1916 y 1917, hay huelgas, movilizaciones y masacres en la campiña de Huacho debido a que los peones agrícolas reclaman aumento de salarios y ocho horas de trabajo. En 1917, es abaleada una marcha de esposas y peones y apañadoras de algodón que desfilaban con sus hijos por las calles de Huacho. Aún no se puede precisar cuántas mujeres perecieron en esa matanza.

En el gremio textil surgió la arremetida final de la campaña iniciada en 1904 en el
Perú. En diciembre de 1918, Vitarte acordó lanzarse a una huelga de solidaridad con sus compañeros de Inca Cotton del Rímac, sobre la base de una plataforma común cuyo punto central era la jornada de ocho horas.

El movimiento iniciado por los textiles fue seguido por panaderos, metalúrgicos, construcción civil y otros gremios, que se fueron sumando a la huelga. El 13 de enero de 1919, ésta se transformó en huelga general. Tal fue la intensidad de ese movimiento obrero que arrancó, tras quince años de lucha incesante, el 15 de enero de 1919, la jornada de ocho horas a escala nacional.

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