martes, 8 de mayo de 2012

Conmovedora despedida en Managua

Despedida del Comandante Tomás en medio de determinación y emoción en presentes

02 de Mayo de 2012 | Erving Sánchez Rizo

La emoción y determinación de continuar el legado del Comandante de la Revolución Tomás Borge Martínez sobró en la Plaza de la Fe, donde miles y miles de sandinistas de distintas partes del país se congregaron para darle el último adiós al guerrillero, poeta, escritor, Ministro del Interior, embajador y miembro fundador del Frente Sandinista.

Desde el Palacio de la Revolución salió el féretro del Comandante Tomás Borge, cargado en hombros de una guardia de honor de la Policía Nacional y acompañado también por el cuerpo de ceremonias del Ejercito de Nicaragua, quienes hicieron el recorrido de alrededor de cinco cuadras en medio de miles de personas que llegaron a darle el último adiós.

En la Plaza de la Fe, entre tanto miles y miles de personas, entre ellas una numerosa delegación de Matagalpa, cuna del fallecido Comandante Tomás Borge, reunidos cantaban en coro, con el rostro compungido y prometiendo continuar la lucha que por los ideales que movió al incansable luchador que no solo tomó el arma en su momento, sino que construyó metáforas con su pluma escribiendo poesía revolucionaria.

De entre el pueblo ante la expectativa de la llegada del féretro del Comandante Borge, hubo un silencio de varios minutos, como un respeto intenso a quien fue en vida un gran luchador revolucionario.

Al ingresar el féretro del Comandante Borge, cargado por la guardia de honor de la Policía, del pueblo congregado se oyó parte de las históricas consignas de la lucha revolucionaria contra la dictadura somocista, como: Patria Libre o Morir! Patria o Muerte Venceremos!; mientras otras voces en aumento gradual coreaban: Tomás, Tomás, Tomás!

“Mi Venganza Personal” causa intensa emoción

En un momento determinado del rostro de personas de entre la multitud salían gruesas lágrimas al escuchar de labios de Marcela Pérez, la compañera del fundador del Frente Sandinista, la canción “Mi Venganza Personal”.

"Mi Venganza Personal" describe parte de las vivencias del Comandante Borge cuando preso de la dictadura somocista fue torturado por oficiales de la Guardia Nacional y tras el triunfo él perdona a su torturador, diciéndole que su "venganza" sería construir el porvenir de la nación.

Esta melodía describe la postura del Comandante Tomás Borge de ser Implacable en el combate, pero generoso en la Victoria, es decir toma la actitud de no vengarse, sino devolver bien a los torturadores por el mal recibido mientras estuvo preso, posición que se extiende a todo el proceso sandinista, con su lema Cristiano, Socialista y Revolucionario.

En la tarima, donde estaban el Presidente Daniel Ortega, con parte del gabinete, del Estado Mayor del Ejército e invitados nacionales y extranjeros, se oía extendidos aplausos no solo al canto de “Mi Venganza Personal”, sino también a “La Consigna”.

La intervención del Presidente Daniel Ortega al destacar la vida revolucionaria del Comandante Tomás Borge, fue también aplaudida por los miles de asistentes, mientras volvían a gritar: Tomás, Tomás, Tomás!

Al final del acto, la guardia de honor de la Policía tomó el féretro, lo cargo en hombros y lo llevó hacia el Parque Central, en donde en medio del mutismo de los asistentes y tras la salva de disparos de fusilería, fue enterrado el cuerpo del legendario guerrillero, en medio de las tumbas del Comandante en Jefe de la Revolución Sandinista Carlos Fonseca y del Coronel Santos López, del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional.


Sepultaron el cuerpo del Comandante Tomás Borge, pero se llevaron repartida su alma

03 de Mayo de 2012 | Kenneth Chávez (EPP)


Con llanto y conmoción colectiva fue sepultado el Comandante Tomás Borge Martínez, a las 9 y 15 minutos de la noche, el miércoles 02 de mayo; pero antes el Ejército de Nicaragua efectuó 7 salvas dándole el adiós al único fundador vivo del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).

Las flores que bordearon el lugar, ancladas en tupidas ofrendas, no se quedaron calladas, desprendieron su suave olor hasta inundar el pequeño mausoleo instalado en el Parque Central, junto a la Plaza de la Revolución y en medio del mausoleo del Comandante Carlos Fonseca y el Coronel Santos López, donde fue sepultado el Comandante Tomás Borge.

Centenares de jóvenes lloraron su partida. Gritos y puños erguidos anunciaban ¡Tomás! ¡Tomás! ¡Aquí estamos presentes!, mientras Marcela Pérez, ahora viuda de Borge, lloró mientras miró bajar lentamente el féretro, descargado dentro del mausoleo por unos diez hombres que trabajan para la Alcaldía de Managua.

Los demás hijos e hijas del Comandante Borge se abrazaron entre sí; la familia total estaba desgarrada y triste; apenas quisieron volver la mirada a los asistentes, porque su atención se desvelaba hacia el pequeño ataúd de madera que, descendido por el arrastre gradual de unas correas amarillas, se bamboleó ligeramente quizás por la fuerza, la energía de aquellos que presenciaron un adiós angustiante.

Igual de angustiados se mostraron el Presidente de la República, Comandante Daniel Ortega y la Compañera Rosario Murrillo, quienes con el rostro compungido y la mirada nostálgica, probablemente evocaron tantos momentos vividos con el Comandante de la Revolución, quien se marchó dejando su corazón repartido para aliviar el dolor de quienes extrañarán su ausencia física.

Decenas de flores cayeron dentro de la tumba luego de que el Comandante Borge se encontrara en ella, y se volvió a escuchar un grito enarbolado, un grito que evocaba miles de voces al unísono: ¡Viva Tomás! ¡Viva Tomás!, y luego un silencio lo abarcó todo, hasta el aire se quedo estático, hasta las ofrendas florales se quedaron como silenciosas, y los faroles blancos y amarillos proyectaron su luz sobre la oquedad del mausoleo.

Los diez hombres de la Alcaldía de Managua amarraron la lápida con las bandas amarillas, y de esta forma se les hizo más fácil arrastrarla sobre la tumba, donde el Comandante Borge ya descansaba dulcemente con su traje color caqui. Los hombres levantaron la lápida, y la fueron dejando caer como en cámara lenta, para no estropear los bordes del sepulcro.

Cientos de hermanos provenientes de Venezuela, Cuba, el Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua, entre otras repúblicas, se mostraron condolidos, al igual que la Juventud Sandinista, las madres, los trabajadores, los campesinos, los niños y niñas que despidieron el cuerpo del poeta, el revolucionario, el amigo, pero se quedaron con su alma, y no le dijeron a nadie, solo se fueron callados hasta sus casas, y no le dijeron a nadie.

Actualizado ( Jueves, 03 de Mayo de 2012 17:14 )  

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